e-Learning para el desarrollo

e-Learning para el desarrollo

El e-Learning ha demostrado ser una buena solución en multitud de escenarios: formación corporativa; formación a lo largo de la vida; educación formal de pregrado, grado y postgrado; capacitación específica, etc. El sector sin ánimo de lucro no es una excepción, aunque parece obvio que, comparado con la empresa o la educación formal de grado superior, está más que rezagado en la carrera hacia el e-learning.

La educación en el tercer sector

Hay muchas rezones por las cuales las ONG, fundaciones y otras instituciones sin ánimo de lucro no marchan en cabecera en la adopción de la formación virtual. La falta de infraestructuras en tecnologías de la información es seguramente una de ellas, ya sea en las sedes de dichas instituciones o bien en los países de las contrapartes. La falta de una política comprometida con la creación de capacidad podría ser otra, especialmente en organizaciones de Acción Humanitaria y proyectos donde las necesidades provocadas por las emergencias son un agujero negro que consume todos los fondos disponibles. Pero la falta de financiación es, seguramente, la principal razón por la que el Tercer Sector no ha invertido todavía en profundidad en este método de aprendizaje. Dejando aparte algunas aproximaciones demasiado optimistas, la formación en línea no es ni gratis ni tan barata. Tiene, claro está, grandes economías de escala y de alcance, pero también sus requisitos materiales, financieros y de recursos humanos.

Además, el punto de vista de los beneficios que aporta el e-learning a las organizaciones sin ánimo de lucro puede ser un tanto pesimista, dado que resulta realmente complicado definir una tasa de retorno de la inversión (TRI) de los proyectos formativos o incluso de la aplicabilidad misma en términos reales o prácticos de dichos proyectos. Incluso conceptos tales como productividad son raramente sacados a la luz – mucho menos, entonces, la TRI y otra jerga economicista. Pero ello no significa que las ONG no tengan en cuenta estas cuestiones. El problema es que su gestión es, a menudo, mucho más compleja que la de otros sectores, donde cualquier acción se ve inmediatamente reflejada en las cuentas y el balance, de forma que es inmediato sumar costes y beneficios e inducir el beneficio neto del proyecto en cuestión.

Pero aunque la mayor parte de la actividad de las ONG ocurre fuera de sus cuentas y balances, sí deberían saber identificar aquello que afecta su capacidad, como aumentar su creación de capacidad, cómo esta capacidad va a repercutir en su productividad y ver que dicha productividad va a impactar de forma directa en los beneficiarios potenciales de sus acciones. Se ha demostrado hasta la saciedad que la educación, la formación y la capacitación tienen una correlación positiva con todas estas variables – una correlación con una relación causal añadida. Y hay diferentes puntos donde esta formación virtual puede tener lugar en las organizaciones solidarias. Valgan los siguientes como epígrafes que engloban un gran abanico de posibilidades formativas:

-Formación de los agentes para la cooperación al desarrollo y la solidaridad, es decir, creación de capacidad en el personal (propio, expatriado, voluntario…) de las propias organizaciones.
-Sensibilización, de forma que se pueda llegar a un público más amplio y de mejor forma, objetivo principal de cualquier acción de sensibilización.
-Capacitación para el desarrollo, formando en competencias que permitan al beneficiario de la formación – de la ayuda humanitaria – poder mejorar su bienestar.

Seguramente estas tres categorías – creación de capacidad local, sensibilización y capacitación para el desarrollo – son los tres principales focos para una aplicación intensiva de programas formativos en línea. Podríamos argumentar que la transferencia de conocimiento podría ser una cuarta categoría en la formación, pero es probable que, al fin y al cabo, esta transferencia de conocimiento normalmente toma la forma de sensibilización o bien creación de capacidad, así que consideraremos innecesaria la creación de esta cuarta categoría.

Software libre y contenidos de acceso abierto

Ante el deseo de hacer todo aquello que podría ser beneficioso está el pragmatismo de la imposibilidad de llevarlo todo a cabo, especialmente por cuestiones financieras, aunque la anterior digresión sobre los beneficios y los costes pudiera arrojar un saldo positivo. Sorprendentemente, es curioso ver que el movimiento del software libre, compuesto en su mayoría por programadores de software que no tienen que estar, necesariamente, asociados a una ONG, se apropió del principal valor añadido de dichas ONG, los voluntarios, y construyó alrededor de éstos un gran sistema de mano de obra desinteresada (los hackers1), un producto libre (aplicaciones de software bajo distintas licencias2) y contenido libre (manuales para dichos programas también bajo sus propias licencias3). Esta experiencia arroja, al menos, dos reflexiones. La primera es evidente: si se fue capaz de idear y producir un proyecto de la envergadura del sistema operativo GNU/Linux de forma libre y trabajando estrictamente en Internet, ¿por qué las organizaciones sin ánimo de lucro no iban a tener éxito haciendo algo similar? La segunda reflexión es aún más evidente: la mitad del trabajo ya está hecho.

Las licencias GNU para el programario no se idearon para liberar este programario bajo el concepto de libre como el de cerveza gratis, sino al de libertad de expresión. Pero la cuestión es que la mayoría de este software es libre en ambos sentidos de la palabra. La disponibilidad y la adaptabilidad de estos programas para dar soporte a proyectos de formación virtual es ya evidente y ha sido tratada extensamente en la literatura académica: es ya posible montar una plataforma de formación virtual con un gran número de aplicaciones libres y gratuitas.

En lo referente a contenidos, aunque a cierta distancia y, ciertamente, a otro ritmo, prácticamente está ocurriendo lo mismo que en el software libre. Y no solamente en lo concerniente a manuales de software sino en contenidos de todo tipo de materias. Existen ya incontables iniciativas para promover los contenidos libres en el procomún, algunas con muchas similitudes a las propuestas por la Free Software Foundation, las Creative Commons, y otras lideradas por importantes universidades o incluso individuos particulares. Si bien es cierto que la extensión y utilidad para fines específicos varía mucho según la materia que uno desee explorar, sí hay algunos campos, como la formación de grado superior, donde la existencia de materiales es ingente. La creación y difusión de materiales en el ámbito del tercer sector y, especialmente, en las organizaciones que tratan cuestiones de salud desde una aproximación solidaria es, sin lugar a dudas, un campo donde queda mucho trecho por correr: creación de repositorios de materiales, producción de los materiales mismos o incluso la sola detección de los contenidos o de aquellas personas que los poseen son tareas que requieren una acción inmediata para paliar la carencia de estos recursos.

 

Fuente:

e-Learning para el desarrollo
Ismael Peña
V2.0
13/01/2006
ipena@uoc.edu

Si quieres conocer otros artículos parecidos a e-Learning para el desarrollo puedes visitar la categoría DESARROLLO.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Tu puntuación: Útil

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Subir