La capa de compatibilidad Wine permite a los usuarios de Linux utilizar programas de Windows. Lamentablemente, configurar Wine es cualquier cosa menos trivial y un poco de experiencia siempre será de ayuda.
Linux ofrece toda una serie de opciones a los usuarios que necesiten ejecutar un programa Windows de vez en cuando. Se puede emular una máquina completa con aplicaciones tales como Vmware o Qemu o se puede simular un subconjunto con
Win4Lin. Estas soluciones funcionan bastante bien, pero también tienen algunas desventajas: Por un lado, los usuarios deben comprar tanto el entorno de emulación como el sistema operativo, que además ocupan un valioso espacio en la máquina anfitrión. La emulación también limita el rendimiento y consume memoria. Un programa medio funcionando en un emulador
puede lograr sólo de un 50 a un 80 por ciento de su rendimiento trabajando en modo nativo, incluso incrementando el
uso de memoria RAM estática en el sistema operativo invitado.
Una alternativa a la emulación es simplemente suministrar las bibliotecas de Windows para el sistema Linux. En teoría, este método permitiría que el programa funcionara en Linux.
Desafortunadamente, este método es complicado. Primero, las funciones de biblioteca de Windows, conocidas como
API (interfaz de programación de aplicación), no están adecuadamente documentadas.

Y en muchos casos, sobre todo los programas escritos por Microsoft, llaman a funciones indocumentadas.
Como hay un montón de redundancia en la API, uno puede sospechar que Microsoft realmente ha perdido la pista a los millares de llamadas al sistema y a sus parámetros, extremadamente complejos de invocar.
Además, algunas funciones se adaptan para satisfacer el entorno de Windows y realizan muchas suposiciones sobre el
sistema subyacente. Por ejemplo, el sistema de archivos de Linux es absolutamente diferente del sistema de archivos de Windows. Para atenuar este problema, sería útil tener la capacidad de utilizar las bibliotecas originales de Windows. Por supuesto, esto significa poseer una licencia de Windows, pero la mayoría de la gente tiene una de todos modos, así que ¿porqué no hacer algo útil con ella?
El proyecto de código abierto Wine proporciona funcionalidad de programación y también integra bibliotecas originales. Las siglas recursivas “Wine”, que significan “Wine is not an emulator” expresan qué es Wine en realidad: no es un emulador del sistema operativo, sino una capa de compatibilidad.
Tras un largo periodo de desarrollo y con la ayuda de las empresas comerciales, Wine ha alcanzado una etapa de desarrollo que permite que los usuarios ejecuten un número asombrosamente grande de programas Windows sobre Linux. Este artículo echa una práctica ojeada sobre cómo utilizar Wine.
Fuente:
WWW.LINUX-MAGAZINE.ES
POR JOACHIM VON THADDEN
Número 10
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