Érase una vez un gran planeta llamado Tierra, girando y girando alrededor del Sol. La Tierra no era redonda como una pelota, sino que tenía una inclinación, como si estuviese apoyada en algo. Esto era porque había un eje invisible en el centro de la Tierra, y la Tierra giraba alrededor de él. ¡Era como si la Tierra estuviera dando vueltas sobre su hombro!
Debido a esta inclinación, había algo muy especial que sucedía en la Tierra: las cuatro estaciones del año. En el hemisferio norte de la Tierra, que era la mitad superior del planeta, había dos estaciones llamadas invierno y verano. En el hemisferio sur de la Tierra, que era la mitad inferior del planeta, también tenía invierno y verano, pero sucedían en momentos diferentes del año. ¡Es como si hubiese dos relojes de arena contando el tiempo!
En el hemisferio norte, cuando el polo norte de la Tierra estaba inclinado hacia el Sol, el Sol se sentía más cerca y el hemisferio norte experimentaba el verano. Durante el verano, hacía mucho calor, los días se hacían más largos y era la mejor época para ir a la playa. Las plantas crecían y los árboles tenían hojas verdes y brillantes. Mientras tanto, en el hemisferio sur, era justo lo contrario. Cuando el polo norte se inclinaba hacia el Sol, el polo sur apuntaba lejos de él, haciendo que el Sol se sintiera más lejos, y Era Invierno en el hemisferio sur. ¡Qué diferencia hacía la inclinación de la Tierra!
En el invierno en el hemisferio sur, hacía mucho frío, los días se hacían más cortos, las plantas se marchitaban y las hojas de los árboles se caían. ¡Después de todo, era difícil para las plantas crecer cuando el Sol no estaba cerca! Pero, ¡el invierno tenía sus bellezas también! La nieve cubría el suelo, creando paisajes blancos y brillantes, y la gente salía a esquiar en la montaña.
Luego, en el hemisferio norte, llegaba el invierno, y en el hemisferio sur, el verano. Cuando la inclinación de la Tierra no estaba apuntando hacia ni lejos del Sol, sucedían otras dos estaciones llamadas otoño y primavera. Estas estaciones eran más suaves, porque el Sol se sentía más cerca pero no tanto como en el verano. Las hojas de los árboles se ponían de color amarillo y marrón en el otoño, y en la primavera, comenzaban a crecer de nuevo. En otoño, hacía fresco y se veía hermoso ver todas las hojas cambiar de color. ¡Y en la primavera, las plantas comenzaban a florecer con colores brillantes y se sentía como si la Tierra despertara de un sueño de invierno!
Por lo tanto, la inclinación del eje de la Tierra y la forma en que la Tierra se movía alrededor del Sol causaban las cuatro estaciones del año. Y esta fue la historia de cómo el verano, el invierno, el otoño y la primavera llegaban a la Tierra. ¡Era como una danza en el cielo, con la Tierra y el Sol haciendo giros y vueltas uno alrededor del otro!
Nos veremos en una próxima.
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