Había una vez, en un mundo muy pequeño y especial, un superhéroe llamado Corazón. Corazón era diferente a cualquier otro superhéroe. No tenía capa, ni poderes de vuelo, ni rayos láser en los ojos. Lo que lo hacía especial era su increíble fuerza y resistencia.
Corazón vivía en una ciudad llamada Cuerpo Humano, y su misión en la vida era proteger y ayudar a todas las células de esta ciudad. Pero, ¿cómo lo hacía? ¡Con su poderosa bomba!
Cada vez que tu corbatín se hincha y deshincha, es Corazón haciendo su trabajo. La bomba de Corazón se encargaba de enviar algo muy importante: la Sangre, un líquido lleno de nutrientes y oxígeno que la gente de Cuerpo Humano necesitaba para estar saludable y con energía.
A lo largo de la ciudad, se extendían las calles y avenidas, que eran los vasos sanguíneos. Los vasos más grandes se llamaban arterias y las más pequeñitas se llamaban capilares. Cada uno se encargaba de llevar la Sangre a lugares específicos, y eran los caminos que Corazón usaba para su gran misión.
Pero la Sangre no solo entregaba, también recogía. Cuando las células hacían su trabajo, generaban desperdicios y dióxido de carbono. Gracias a Corazón y su poderosa bomba, la Sangre los recogía y los llevaba fuera de la ciudad, para que no causaran daño.
Corazón trabajaba sin descanso, día y noche, para mantener sano y protegido a Cuerpo Humano. Y gracias a él, llegamos a respirar, pensar y sobrevivir.
Pero ¿qué pasaba cuando Corazón se debilitaba? Entonces nuestro héroe podía enfermarse, y su bomba no funcionaría bien. Su debilitamiento afectaba a todo Cuerpo Humano, ya que no habría suficiente Sangre para llevar los nutrientes y el oxígeno a donde se necesitaban. Por suerte, había una cosa que podíamos hacer para mantenerlo fuerte: hacer ejercicio y comer alimentos saludables. ¡Así, Corazón estaría siempre sano y fuerte, listo para cumplir su misión!
Así pues, si alguna vez te preguntas qué es lo que mantiene vivo a Cuerpo Humano, recuerda a Corazón, nuestro superhéroe muscular, siempre dispuesto a ayudar, proteger y cuidar a todas y cada una de las células que vivían allí.
Fin. Nos vemos en una próxima.
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